De un día a otro, mientras te veo dormir, te veo más grande, abarcas más espacio en nuestra cama, aunque te sigues acostando como cuando estabas recién nacida. Me pongo a pensar en todo lo que hemos pasado en apenas tu primer año, en que no escribí porque no tenía tiempo y en que a veces, no sé como le hago para encontrar tiempo para trabajar y no descuidarte. El día siguiente siempre es un poco más pesado, pesado pero gratificante, porque te veo crecer, y te veo querer conseguir metas nuevas.
Has empezado a platicar a tu modo, tienes así desde el lunes, platicando o cantando, la verdad no lo sé, pero yo te contesto y te escucho, aunque tal vez no te entienda, pero te escucho y trato de entenderte. Te gusta mucho ver a los niños, tu abuela dice que yo así era y sí le creo, supongo que por eso quería hermanos con tantas ganas. Hoy fuiste a tu primer piñata, de el hijo de Liz, mi amiga, la que hoy nos falta, la pasamos muy bien, sentimos todas su presencia, como siempre, en la alegría al rededor.
Caminamos mucho, el marcador de pasos del celular dice que dimos 6172 pasos, y pensar que el año pasado había días que solo daba 300 pasos, y si me voy más atrás un día di 42mil pasos, con razón me sentía torneada.
El viernes tuve junta y tu papá me dijo que el te cuidaba, te llevó con tu abuelita, allá estuviste varias horas y te veías muy contenta, dice el que te puso Ramstein, Korn y sabe quién más, si supiera que bailabas porque no te quedaba de otra yendo en el autoasiento, pero yo sé que te gusta la gallina pintadita. Fue la primera vez que me separé de ti, pero estuvimos tranquilas las dos, y como siempre, te portaste muy bien, jugaste y cuando volviste estabas dormida, pero me escuchaste y despertaste queriendo tu chichita, o dijeras tu "shhshh", porque así le dices a tu chichi.
Mi cuerpo ha cambiado, mis pechos, al menos el izquierdo, ya no es el mismo, pero es tu favorito, y no pienso cambiarlo. Mis piernas desaparecen pero algún día las recuperaré con calma, mientras las tuyas se forman...
Hoy decidí que no iría a ese concierto al que tanto quería ir, y no porque no me sienta capaz de dejarte, si no porque tengo que terminar el lugar donde vamos a vivir, y realmente no quiero que te falte nada, que nos falte nada. Supongo que es un sacrificio pero ya me tocará después, ya lo cobraré después, y quién sabe, tal vez y me acompañas.
Entiendo que hay cosas que debo postergar y que hay otras cosas que debo apresurar, poco a poco me das a entender que disfrutas también el tiempo con tu papá y poco a poco nos sentimos más listas para estar todos los días con él.
Aún me falta mucho por comprarte, por amueblar, por limpiar, por construir, pero estamos poco a poco, construyendo el nido para ti, mi bolitochita.
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